El conocido como «asesoramiento filosófico» nace del encuentro entre un filósofo y su interlocutor, quien busca indagar en sus propias inquietudes existenciales. Por medio del diálogo, la figura del filósofo acompaña y orienta a la del consultor a través de sus dudas y desafíos, facilitándole la reflexión de una forma respetuosa, horizontal y orgánica. Siguiendo los pasos descritos por el propio consultante, el filósofo le ayuda a fomentar su autonomía en la observación de su propia filosofía de vida.
«Nuestra vida es siempre la encarnación de una filosofía. Todos tenemos ya una filosofía personal, elaborada o poco elaborada, fruto o no de la reflexión propia, en la medida en que poseemos una escala de valores, nociones sobre lo bueno y lo malo, lo aceptable y lo inaceptable, concepciones sobre quiénes somos, cómo debemos vivir, qué es lo realmente importante, cuáles son nuestros límites y responsabilidades, qué podemos esperar de nosotros, de la vida y de los otros, cuál es nuestro lugar en el mundo y el sentido último de nuestra existencia, etcétera. Dicha filosofía personal constituye el bagaje desde el que interpretamos nuestra experiencia; es, por tanto, la que explica el significado que otorgamos a las cosas, personas y situaciones y, consiguientemente, las actitudes que adoptamos ante ellas. Cuando nuestra visión de las cosas es limitada o errada, entra en conflicto con la realidad y experimentamos ofuscación, carencia de sentido y sufrimiento evitable».
Filósofos asesores de Sýnesis.
El enfoque sapiencial no responde a corrientes intelectuales concretas, cambiantes según los tiempos y los credos, sino que se basa en la filosofía imperecedera del arte de toda vida; se trata de una filosofía de mirada abierta y atenta, siempre fiel a la búsqueda de la verdad propia. Una verdad que, como indica Mónica Cavallé, quien introdujo dicho enfoque en el asesoramiento filosófico, lejos de poder poseerse nos transforma radicalmente en la medida en que empezamos a encarnarla.
«Somos receptivos a la verdad solo en la medida en que somos ‘verdaderos’».
Mónica Cavallé, La sabiduría recobrada.
El asesoramiento o acompañamiento filosófico sapiencial (AFS) es, en suma, un camino de transformación personal por medio del que aprender a ser libres abandonando las partes más irreflexivas de nuestros comportamientos y pensamientos, generalmente en forma de patrones y creencias limitados, descubriendo, entre otros, hábitos adquiridos y modelos aceptados. Se trata de un compromiso con nosotras y con nosotros mismos, con nuestro yo más profundo, en un camino de mayor coherencia que nos abre la puerta a disfrutar de una vida auténtica por medio del desarrollo de nuestra capacidad creativa en su forma más originaria: enfocada en el mismo arte de vivir.
En el arte japonés del Kintsugi o «carpintería dorada», la rotura, fisura o rasgadura de un objeto no representa su final, sino su camino a la virtud.
Del mismo modo, la filosofía kintsugi, como filosofía sapiencial, celebra la experiencia vital en su totalidad. Un ser humano consciente de sus patrones, un ser humano autoconsciente, es un ser humano creativo y virtuoso que cada día aprende a caminar libre de sus reacciones o sin ofuscarse en ellas, como el objeto reparado en oro trasciende sus grietas para arrojar luz a través de ellas.
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